domingo, 29 de mayo de 2011

Activistas Japoneses Presos

Junichi y Toru, los activistas japoneses acusados por defender las ballenas, apelarán sentencia en Sendai

A más de ocho meses de haber sido condenados a un año de prisión (en suspenso) por sacar a la luz una granescándalo de corrupción dentro de la industria ballenera de Japón, finalmente se le dará curso a la apelación de Junichi Sato y Toru Suzuki en la corte de Sendai este martes.
Junichi y Toru fueron arrestados en el año 2008, estuvieron detenidos durante 26 días (23 de los cuales estuvieron presos sin cargos en su contra) y luego pasaron un extenso proceso judicial. Todo esto sólo porque interceptaron una caja de carne de ballena y la entregaron a las autoridades como evidencia de la profunda corrupción y malversación de fondos en la industria ballenera.
Las declaraciones de testigos y la evidencia presentada durante el juicio demostraron claramente que los hechos que expusieron arriesgando sus vidas fueron reales y, sin embargo, terminaron siendo condenados por “robo” y “allanamiento ilegal”, faltas menores comparadas con el escándalo que sacaron a la luz.
Sin que pasaran siquiera tres meses desde la sentencia, un representante de la Agencia de Pesca de Japón (FAJ, por sus siglas en inglés), admitió en un comunicado por televisión que el contrabando ilegal de carne de ballena sí había sucedido. Se disculpó por la mala conducta de cinco funcionarios que aceptaron carne de ballena como “regalos” por un total de aproximadamente 3.000 dólares y declaró que otros dos funcionarios clave – incluyendo al segundo del FAJ y negociador de la CBI (Comisión Ballenera Internacional), Jun Yamashita – recibieron advertencias por ser responsables de las acciones de sus empleados.
Yamashita dejó la agencia el 11 de enero, sin embargo, al día de hoy no se realizó ninguna investigación y no se elevaron cargos, a pesar de que los crímenes cometidos por la FAJ sean mucho más graves que los cometieron Junichi y Toru.
Sin embargo, la confesión podría tener consecuencias serias en la apelación de la semana que viene. Demuestra que a pesar de tener “los hechos” en relación al programa ballenero de Japón, no se puede confiar en las versiones oficiales y la confesión es sólo la punta del iceberg. Pero, más importante todavía, subraya el hecho de que las acciones de Junichi y Toru fueron proporcionales a lo que querían develar , que trabajaban para el bien público y que sus acciones llevaron directamente a mejoras en la toma de responsabilidad por parte de funcionarios públicos y, esperemos, a reducir la corrupción.
Mientras esperamos que el fallo retire los cargos y el fin de la larga lucha de Junichi y Toru, la industria ballenera sigue en una espiral descendente.
El barco-fábrica se cae a pedazos, los supermercados más importantes dejaron de vender carne de ballena y este año el operador de flotas balleneras Kyodo Senpaku admitió que sus ventas cayeron un 30% en la primera mitad del año fiscal 2010. Ahora que el trágico terremoto, tsunami y el desastre nuclear del 11 de marzo tuvieron un efecto profundo en la industria pesquera de Japón, en las comunidades y en su economía, queda más claro que nunca que las autoridades no pueden seguir malgastando el dinero de los contribuyentes en la corrupta e innecesaria industria ballenera.