Debería importarnos muchísimo a todos, dado que el Ártico funciona como refrigerante del mundo, es lo que lo mantiene fresco. Quemar combustibles fósiles que derriten el hielo es equivalente a dejar abierta la puerta de la heladera del planeta. El hielo tiene una capacidad reflectante. Cuando los rayos del sol y toda su energía llegan desde el espacio hasta el nivel de la tierra se reflejan en el hielo y la mayor parte de ellos rebotan y son llevados de vuelta al espacio de manera segura. Los mares abiertos reflejan menos la luz del sol pero pueden absorbela. De esta manera, el hielo del mar Ártico está actuando como un gran sombrero que protege al planeta del sol y lo mantiene fresco. Sin esa protección el mundo se calentaría a un ritmo mucho más acelerado. Otro peligro es la liberación de metano. Hay depósitos de metano en el interior del Círculo Polar Ártico, sellados por el hielo permanente y también hay enormes cantidades de vegetación muerta que, si se descongela, se desintegraría y liberaría metano y CO2. El metano es un gas de efecto invernadero muy potente que tiene un impacto en el calentamiento global a corto plazo, muchas veces más que el CO2. Recientemente, las emisiones de metano en el Ártico han causado una alarma en la comunidad científica, a pesar de la falta de buenos datos históricos hace que sea difícil determinar cuán inusual puede ser.
El hielo marino del Ártico también ayuda a evitar que el agitado océano inunde las costas manteniéndolo en un límite, como una capa gigante que cubre los bordes del agua. Los hielos son gruesos y absorbem la energía de las olas grandes, lo que les impide chocar contra las playas y acantilados. Pero, a medida que el hielo se derrite, el mar ha comenzado a separarse en las costas y a inundar a pueblos costeros.
